Desde sus orígenes, la Argentina fue el campo. El campo determinó la historia, la economía, la política, lo social, lo cultural, etc. Y el campo fue siempre el motor de los grandes procesos económicos, generando crecimiento y desarrollo.
Durante mucho tiempo, el régimen de retenciones, la regulación y demás males de una economía dirigista e intervencionista afectaron al sector. Más tarde, liberado de estos pesos, debió acomodarse a un tipo de cambio alto que lo obligó a transformarse para competir. Devaluada la moneda en 2002, una nueva oportunidad se presentó al sector pero otros males aparecieron de inmediato: nuevamente las retenciones, el costo de los insumos importados, etc.
No dudamos que una vez más logrará superar los escollos, como lo ha hecho a lo largo de todo este tiempo, encontrando a cada problema una solución, creciendo y reconvirtiéndose día a día para generar cada año una verdadera revolución productiva en nuestras pampas. Sin embargo, cada vez que el productor le encuentra la vuelta al problema, uno nuevo aparece que le oscurece el horizonte y lo hace dudar un tiempo hasta que vuelve a salir para adelante.
Diario: La Capital de Rosario, sección campo, pág. 6.
Fecha: 28 de diciembre de 2002.
Observaciones: en coautoría con el Dr. Ignacio Vitelleschi.